En
mayo de 1940, comenzada la II Guerra Mundial, el ejército nazi invadió Francia
e hizo prisioneros a miles de republicanos españoles allí
refugiados, que habían huído de la Península Ibérica por temor a las represalias franquistas. La mayor parte de ellos formaban parte de las "Compañías
de Trabajadores Extranjeros" del ejército francés,
que construían obras militares para la defensa de Francia.
La
transformación del status jurídico de estos refugiados
españoles republicanos, pasando de ser prisioneros de guerra
del ejército alemán a prisioneros políticos
de la Gestapo, con el consiguiente traslado desde los campos de
detención en el frente (frontstalag, en alemán)
a los campos de concentración nazis, se hizo con el acuerdo
entre las autoridades alemanas y las autoridades españolas
franquistas.
Este
acuerdo llevó a considerar como "apátridas"
a los republicanos españoles, teniendo por ello que llevar
un triángulo azul invertido cosido en sus uniformes de
prisioneros. Pese a ser prisioneros de guerra, no se les aplicó
el estatuto correspondiente según la Convención
de Ginebra, sino que fueron considerados "combatientes rojos
españoles" (rotspanienkämpfer, en alemán)
y se les trató en calidad de prisioneros políticos
a los que había que aniquilar.
Como
claro ejemplo de esta colaboración entre las autoridades
franquistas y el régimen nazi, después de la captura
de varios miles de republicanos españoles en la ciudad
francesa de Angulema, la Embajada Alemana en Madrid preguntó,
el 20 de agosto de 1940, al Ministerio de Asuntos Exteriores español,
si quería hacerse cargo de estos refugiados. Ante la ausencia
de respuesta por parte de la diplomacia española, la Embajada
del III Reich repitió la pregunta una semana después,
añadiendo si querían hacerse cargo también
de otros cien mil republicanos españoles que estaban en
campos de concentración instalados en los territorios franceses
ocupados por las tropas alemanas.
Finalmente,
los hombres hechos presos en Angulema, incluso niños en
algunos casos, junto con otros detenidos en otros lugares de Francia,
y hasta alcanzar la cifra de doce mil, acabarían en los
campos de concentración nazis.
Los dirigentes españoles tenían conocimiento de lo que pasaba en campos como el de Mauthausen. Por ejemplo, el Consulado Español en Viena tramitó diferentes asuntos, como defunciones, cartas, preguntas de familiares, e incluso la liberación de algún niño de los campos a instancias de altos cargos españoles como Serrano Suñer (tal fue el caso del Sr. Nos Fibla, natural de Alcanar, provincia de Tarragona).
El
triunfo militar del ejército franquista supuso el inicio
de una enorme represión que se saldó con centenares
de miles de ejecuciones y de miles de personas presas por haber
permanecido fieles a la legalidad republicana, pero el régimen
militar quiso extender su represión hasta Francia donde
vivían exiliados muchos antiguos dirigentes republicanos
españoles con el estatuto jurídico de refugiados.
El
Ministro de Gobernación del general Franco, y cuñado
suyo, Ramón Serrano Suñer, solicitó a las
autoridades de ocupación la entrega de más de seiscientos
refugiados españoles que habían ejercido cargos
democráticos en la República Española cuyos
nombres figuran en una nota firmada por Serrano Suñer,
que hoy se encuentra en el Archivo Nacional de Francia.
Como
Ministro de Gobernación franquista y jefe de su policía,
fue también responsable, de la detención por la
Gestapo de los dirigentes republicanos españoles refugiados
en Francia como Lluís Companys (antiguo Ministro de Marina
y Presidente de la Generalitat de Cataluña), Joan Peiró
(sindicalista y Ministro), Julián Zugazagoitia (socialista,
miembro del Gobierno Vasco) Rivas Cheriff (dramaturgo, cuñado
del presidente de la República Española, Manuel
Azaña), etc. en la Francia ocupada. Fueron entregados a
la policía franquista que los torturó antes de fusilarlos.
Todos
los detenidos por la Gestapo estaban en la lista que Serrano Suñer
reclamó al Estado francés. Ante las trabas que encontraba
por las vías diplomáticas aprovechó su cargo
en la Falange y sus relaciones con el partido nazi alemán,
especialmente con Himmler, para conseguir la detención
en Francia y traslado de estos refugiados españoles a España.
No utilizaron los tratados de extradición, sino que se
hicieron valer de la estrecha colaboración entre la policía
española y la Gestapo, y de forma paralela, entra la Falange
y el partido nazi para llevar a cabo la represión contra
los "rojos españoles" (rotspanien, en alemán)
de forma clandestina.
Serrano Suñer nació
en Cartagena, en 1901, y era licenciado en Derecho, diputado por Zaragoza
por el partido Acción Popular en 1933. Casado con una hermana
de Carmen Polo, esposa del general Francisco Franco, será
el principal dirigente civil del régimen franquista hasta
su destitución como Ministro de Asuntos Exteriores de España
el 2 de septiembre de 1942, coincidiendo con el inicio de la batalla
de Stalingrado y el inicio del declive militar del III Reich y
de la Italia fascista. Símbolo de la estrecha colaboración
entre los franquistas y los nazis, fue cesado como medida de prevención
del régimen ante el curso desfavorable que tomaba la guerra
para las potencias del eje.
Estos
fueron los años de máxima represión. Se vulneraron
de manera sistemática los derechos humanos y los convenios
internacionales. La larga mano de la represión de la policía
española, a las órdenes de Serrano Suñer,
se extendió también por el extranjero, afectando
particularmente a Francia, como hemos señalado. Durante
este período toda España se llenó de fosas
comunes, campos de concentración, penales, prisiones, centros
de detención, en donde se hacinaban centenares de miles
de personas. En los cuarteles de la Guardia Civil, las comisarías
y en los centros de detención, las ejecuciones, la tortura,
los maltratos y las violaciones de mujeres fueron una práctica
habitual.
Como
Ministro de Gobernación, Serrano Suñer, creó
los esquemas jurídicos de la represión basada en
criterios políticos, tales como la promulgación
de las leyes de Represión de la Masonería y el Comunismo
(1-3-1940) y de Seguridad del Estado (marzo de 1941), que preveía
pena de muerte para cualquier disidencia, etc.
Serrano
Suñer organizó la Falange, único partido
permitido por el régimen franquista y de ideologia claramente
nazi, siguiendo el modelo del que Himmler había dotado
al Partido Nacional-Socialista Alemán, con doce "servicios
nacionales", entre los cuales estaban el servicio de "Informaciones
e Investigaciones" y el servicio de "Relaciones Internacionales.
Las
relaciones especiales que mantenía con el régimen
nazi se pusieron de manifiesto en los diversos viajes que hizo
a la Alemania nazi, donde fue recibido en su doble condición
de ministro y de máximo dirigente de la Falange. Especial
importancia tuvo su visita de septiembre de 1940 a Berlín
donde se reunió con Hitler y Himmler (jefe de los SS) y
otros altos cargos del régimen nazi. Coincidiendo con esta
visita, el diario Arriba, órgano de la Falange, publicó
un editorial propugnando una policía fuerte y severa como
la del III Reich.
El
28 de mayo de 1946, el Gobierno francés tramitó
al Secretario General de las Naciones Unidas diversas cartas describiendo
sus actuaciones contra los republicanos españoles refugiados
a Francia.
Durante la visita de Serrano Suñer a Berlín como
Ministro de Gobernación de España y Presidente de
la Junta Directiva de la Falange se publicó la orden de
deportación de los republicanos españoles a campos
de concentración, como "apátridas".
Entre
el 16-10-1940 y el 3-9-1942 fue Ministro de Asuntos Exteriores,
asumiendo en la práctica, de forma simultánea, la
responsabilidad del ministerio de Gobernación hasta el
mes de mayo de 1941. Desde dicho cargo propugnó la intervención
de España en el bloque nazi-fascista, y otorgó unas
facilidades extraordinarias de actuación a la Gestapo en
España.
Serrano
Suñer fue uno de los principales impulsores de la denominada
"División Azul", cuyos miembros juraron fidelidad
personal a Hitler, y que combatió encuadrada en el ejército
alemán en la ocupación de los territorios de la
antigua Unión Soviética. En la declaración
que el general Guenther Krappe, agregado militar alemán
en Madrid durante la II Guerra Mundial y el coronel Hans Renner,
militar alemán destacado en Tánger, hicieron para
el Subcomité del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas
en 1946, se destaca la participación de Serrano Suñer
en la preparación de la "División Azul"
en la que Krappe participó como agregado militar.
El
Subcomité del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas
del año 1946 llegó a las siguientes conclusiones:
-"En origen, naturaleza, estructura y conducta general, el régimen franquista es un régimen fascista, siguiendo las pautas, y establecido ampliamente como resultado de la ayuda recibida, de la Alemania Nazi de Hitler y la Italia Fascista de Mussolini".
-"La correspondencia intercambiada entre Hitler, Franco y Mussolini, junto con otros documentos capturados a los alemanes, constituyen una evidencia contra Franco del mismo tipo que las (...) presentadas en los Juicios de Nuremberg contra los criminales de guerra (...)".
El
memorándum enviado por el representante francés
al citado subcomité señala el papel destacado desempeñado
por Ramón Serrano Suñer que formaba parte del núcleo
de dirigentes del régimen franquista que estaban más
próximos al partido nazi alemán y al partido fascista
italiano.
Los
responsables de los crímenes contra la Humanidad que pertenecían
al Partido Nacional-Socialista Alemán, a la policía
y al ejército del III Reich, fueron juzgados y condenados
en los juicios de Nuremberg, excepto los que se suicidaron, como
Hitler y Himmler. Precisamente Francesc Boix, superviviente de
Mauthausen, que había estado internado por el hecho de
ser rotspanien, fue testigo de cargo por la parte francesa en
los citados juicios. Sus fotografías de los campos de exterminio
y de las visitas de los altos cargos del III Reich, extraídas
clandestinamente del centro por otros rotspanien, fueron consideradas
pruebas irrefutables de su implicación. Sin
embargo, a pesar de esto, los responsables españoles del
régimen franquista y de la Falange no han sido nunca ni
inculpados ni juzgados.
¿Cuándo van a ser devueltos a los ciudadanos
españoles los miles y miles de archivos y documentos públicos
que Serrano Suñer conservaba en su poder y que forman parte
de nuestra historia y de nuestro patrimonio colectivo? Es una forma
de honrar la Memoria Histórica de aquellos hombres y mujeres
que defendieron la legalidad republicana y también un deber
para con las futuras generaciones, para garantizar la construcción
de una sociedad democrática, libre de ataduras con un pasado
oprobioso.
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