Las marcas blancas ocupan ya una cuota sin precedentes en nuestra cesta
de la compra, que llenamos cada vez menos con carne y más con verdura y
hortalizas, que son más baratas. Vamos más al mercado y compramos más
conservas para evitar comer fuera. Y esto es sólo en comida, pero
también ahorramos y escatimamos más en transportes, ocio, servicios y
demás, pensándonos dos veces el gasto no necesario.
Hablar de
crisis una y otra vez puede ser contraproducente por que altera las
percepciones que se tienen del futuro y eso puede provocar un menor
consumo y éste, el consumo, es uno de los motores de la economía. Sin
consumo no hay crecimiento y sin crecimiento no hay consumo... Este
círculo vicioso de la economía tiene truco. Y de esto es de lo que
hablamos en este programa. Pero no sólo.
'Consumo de C de
crisis' se aproxima a estos problemas con un cariz positivo, mostrando
vías para desaprender el consumismo y poder reaprender a consumir de
una forma diferente a cómo lo hemos venido haciendo.
En estos
años pasados de alegre gasto fueron desapareciendo paulatinamente los
comercios de reparación y remiendos, barridos por una filosofía de
comprar y tirar. Ahora, con los apretones al bolsillo, están
reapareciendo, al igual que otras formas de consumir, como pueden ser
los huertos urbanos para autoconsumo o el reciclaje de basura con fines
alimenticios. Nada nuevo que no se haya hecho durante cientos de años,
pero que a veces conviene recordar y traer a la ciudad.
“Educar es lo mismo que poner un motor a una barca hay que medir, pesar, equilibrar...... y poner todo en marcha. Pero para eso uno tiene que llevar en el alma un poco de marino un poco de pirata un poco de poeta y un kilo y medio de paciencia concentrada. Pero es consolador soñar mientras uno trabaja, que ese barco, ese niño irá muy lejos por el agua. Soñar que ese navío llevará nuestra carga de palabras hacia puertos distantes hacia islas lejanas. Soñar que cuando un día esté durmiendo nuestra propia barca en barcos nuevos seguirá nuestra bandera enarbolada." Gabriel Celaya.
Desconfía de aquellos que te enseñan
Desconfía de aquellos que te enseñan listas de nombres fórmulas y fechas y que siempre repiten modelos de cultura que son la triste herencia que aborreces.
No aprendas sólo cosas piensa en ellas y construye a tu antojo situaciones e imágenes que rompan la barrera que aseguran existe entre la realidad y la utopía:
vive en un mundo cóncavo y vacío juzga cómo sería una selva quemada detén el oleaje en las rompientes tiñe de rojo el mar sigue a unas paralelas hasta que te devuelvan al punto de partida coloca el horizonte en vertical haz aullar a un desierto familiarízate con la locura.
Después sal a la calle y observa: es la mejor escuela de la vida.
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